Pues sepa Vuestra Merced, antes
que nada, que a mí me llaman Pol Amat, y que soy natural del pueblo de Matadepera,
en Tarrasa.
Y como Vuestra Merced me ha pedido
que le cuente el caso por extenso, me pareció contralo desde el principio para
que tenga noticia completa de mi persona y también vea lo mucho que me ha
costado en esta España de hoy en día convertirme en una leyenda del deporte y
un ídolo de los pequeños aficionados.
De mi infancia no tengo mucho que
contarle. Solo sepa Vuestra Merced que desde mis inicios quise ser como mi
padre y como mi abuelo, y siguiendo sus pasos he logrado llegar a la cima desde
la que hoy le escribo. Con algo más de edad tuve la gran suerte de contar con
dos familias, cada cual mejor que la anterior, y disputar con ellas los
primeros torneos nacionales e internacionales de mi carrera.
Llegada mi juventud ya era un gran
jugador, y mi dedicación y ambición me llevaron a ganar junto con mi equipo
varias medallas y trofeos de los que hoy me siento orgulloso. Sepa Vuestra
Merced que durante estos años llegué a superar las metas que de pequeño me parecían
inalcanzables, y a lograr unos objetivos que ni me había propuesto, como ser
nombrado en 2008 el Mejor Jugador del Mundo por la FIH.
Así mi vida continuó hasta que
llegó el día por el que Vuestra Merced se interesa. Todo comenzó en mayo de
2013 cuando, como Vuestra Merced sabrá, muchos clubes de toda España se estaban
preparando para disputar la esperada Copa del Rey. Aunque ya había pasado por
ese momento muchas veces, sentí que este era diferente, que unos nervios
inexplicables para cualquier persona que no estuviera en mi lugar recorrían mi
cuerpo sin descanso. Le diré a Vuestra Merced que fueron esos los mejores
partidos de mi vida y que habría parado el tiempo si hubiera podido, porque la
decisión ya estaba tomada, con lo que, después de varios meses de una dura
lucha interior, me armé de valor y comuniqué que tras una carrera plagada de
éxito, llegó el momento de colgar el stick.